Ya han pasado casi dos años desde mi estancia en Argentina, una experiencia que no ha ocupado el espacio que merecía en este blog. Por eso, hoy resucito esta sección para mostraros uno de los lugares que más me impresionó de mi viaje: las Salinas Grandes, en la provincia de Jujuy.
María, al volante de nuestro coche de alquiler, Rebeca y yo nos propusimos visitar este lugar sin imaginar lo que nos iba a costar encontrarlo. Circulamos durante horas por una estrecha carretera llena de curvas en ascenso por altas montañas sin estar totalmente convencidos de ir en la dirección correcta, pero disfrutando de un paisaje de impresionantes cerros con distintas formas y tonalidades (la flora varía conforme ascendemos, adaptándose a las diferentes condiciones del terreno y el clima). Aunque estuvimos a punto de desistir por el cansancio, el temor a sufrir mal de altura y por la intermitente lluvia, atravesando las nubes conseguimos llegar a las ansiadas salinas.
Situadas a sólo 60 kilómetros de la localidad de Purmamarca y a nada menos que 4.000 metros sobre el nivel del mar, las Salinas Grandes se reparten caprichosas en un valle, interrumpidas únicamente por una carretera recta y despejada, y una planta de extracción de sal al borde del camino. Por cierto, recuerdo que los obreros nos cobraron varios pesos por usar el baño.
Cuando nosotros fuimos, el suelo estaba prácticamente seco. De este modo, las salinas se nos presentaban como un enorme solar salado resquebrajado en porciones irregulares, que se iban partiendo a medida que apoyábamos los pies. El paisaje desértico parece no tener fin; sin ruidos, sin prisas, uno se relaja y se olvida de todo ante este curioso y hermosísimo regalo de la naturaleza.
Como el camino de regreso era largo (aunque en descenso), hicimos las fotos de rigor y otra vez al coche. A pesar de que no pudimos disfrutarlas en todo su esplendor porque no era temporada de lluvias, sin duda valió la pena recorrer tantos kilómetros para ver las salinas (en realidad no fueron muchos, pero la carretera era peligrosa y por eso costó más tiempo).
Pero Argentina todavía tenía reservados muchos más rincones especiales para nosotros (y los que nos perdimos). Prometo que os los iré presentando poco a poco. Paciencia y, de mometo, disfrutad de las vistas.
2 comentarios:
Yo podría acompañarte a descubrir esos lugares maravillosos que os quedaron por ver. Muy chulo el cambio de look. ¡Salao!
Lo acabo de leer. ¡Madre mia! cuántos recuerdos, de todo tipo, en aquel viaje al norte de Argentina.
Me ha hecho ilusión volver a revivirlo.
Un abrazo, amigo.
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