Valga esta nueva incursión en las redes blogueras como segunda parte de la presentación de Esto es como todo, el espacio que me cede el pequeño dueño de este lugar para que os cuente mis historias periódicamente.
Empezaré explicando la teoría de la frase que da nombre a esta sección. Una teoría que por supuesto no es mía y que he fusilado al más puro estilo oriental, haciéndola mía e intentado mejorarla. Leí en algún sitio que la conjunción de palabras "esto es como todo” era la mejor arma para hacer que una conversación llegara a su fin, bien porque la charla se encaminaba hacia derroteros incómodos para el interlocutor, bien porque la compañía (o el aliento de la susodicha) comenzara a hacerse algo incómoda.
Empezaré explicando la teoría de la frase que da nombre a esta sección. Una teoría que por supuesto no es mía y que he fusilado al más puro estilo oriental, haciéndola mía e intentado mejorarla. Leí en algún sitio que la conjunción de palabras "esto es como todo” era la mejor arma para hacer que una conversación llegara a su fin, bien porque la charla se encaminaba hacia derroteros incómodos para el interlocutor, bien porque la compañía (o el aliento de la susodicha) comenzara a hacerse algo incómoda.
La verdad (o en verdad, que también hay quien lo dice…) es que ya puede tratarse del debate más encendido sobre el tema más polémico argumentado por el tertuliano más verbisuelto…que tú le sueltas con tu expresión de mayor seguridad y convicción un “mira Fulano, eso es como todo” en toda regla, y la cara de póker que se le queda a tu “oponente” sólo puede ser comparable al careto que se le quedó al Dircom del ministro Corbacho cuando vio en La 2 Noticias que sacaban su “puraco” al periodista curioso de TVE. (Por cierto, espero que el chaval haya invitado a su colega el cámara a lo que le pida, ya que fue sin duda el más listo de la clase dejando apretado el botoncito del REC).
Pero bueno, no nos desviemos del tema, estábamos con la frasecita de marras que encabeza estas líneas y su función como arma de destrucción masiva de conversaciones. Porque a un “esto es como todo” sólo pueden seguirle expresiones del que está enfrente (o en frente, que también hay quien lo dice…) del tipo: “No, si está claro…” o “No, si ya…”, o en el mejor de los casos, un silencio incómodo del que no sabe qué responder, signo inequívoco de tu victoria verbal y que se debe rematar con un “por cierto, ¿sabes que la Yoli lo ha dejado con el Pipa?” o “venga, nos vemos. Ve por la sombra que hace calor…" , modo este último menos sutil pero mucho más efectivo, para neutralizar y finiquitar el tema de conversación anterior.
Está claro que somos seres sociales, comunicativos e interactivos, sin embargo (o sin en cambio, que también hay quien lo dice…) no siempre nos gusta hablar con el prójimo. Ante ese vecino plasta en el ascensor, frente a ese amigo de tu amigo al que no conoces y se sienta a tu lado en una cena o te agarra del cuello y te chilla al oído en la discoteca, o en ese momento incómodo en el que compartes urinario de los baños de la oficina con tu jefe, os recomiendo tener a mano un buen “esto es como todo”, por si acaso…
P.D: Como muestra de buena voluntad, me abstengo de hacer comentarios hirientes (y eso que podría…) sobre los blogs hermanos del que me acoge y a ver (o haber/ ha ver, que también hay quien lo escribe…) si así os animo a que compartáis en este espacio aquellos momentos en los que os gustaría soltar un sonoro “esto es como todo”. ¡¡¡Hasta otra!!!
Pero bueno, no nos desviemos del tema, estábamos con la frasecita de marras que encabeza estas líneas y su función como arma de destrucción masiva de conversaciones. Porque a un “esto es como todo” sólo pueden seguirle expresiones del que está enfrente (o en frente, que también hay quien lo dice…) del tipo: “No, si está claro…” o “No, si ya…”, o en el mejor de los casos, un silencio incómodo del que no sabe qué responder, signo inequívoco de tu victoria verbal y que se debe rematar con un “por cierto, ¿sabes que la Yoli lo ha dejado con el Pipa?” o “venga, nos vemos. Ve por la sombra que hace calor…" , modo este último menos sutil pero mucho más efectivo, para neutralizar y finiquitar el tema de conversación anterior.
Está claro que somos seres sociales, comunicativos e interactivos, sin embargo (o sin en cambio, que también hay quien lo dice…) no siempre nos gusta hablar con el prójimo. Ante ese vecino plasta en el ascensor, frente a ese amigo de tu amigo al que no conoces y se sienta a tu lado en una cena o te agarra del cuello y te chilla al oído en la discoteca, o en ese momento incómodo en el que compartes urinario de los baños de la oficina con tu jefe, os recomiendo tener a mano un buen “esto es como todo”, por si acaso…
P.D: Como muestra de buena voluntad, me abstengo de hacer comentarios hirientes (y eso que podría…) sobre los blogs hermanos del que me acoge y a ver (o haber/ ha ver, que también hay quien lo escribe…) si así os animo a que compartáis en este espacio aquellos momentos en los que os gustaría soltar un sonoro “esto es como todo”. ¡¡¡Hasta otra!!!
A algunos les gustará lo que escribo, a otros de ningún modo;
pero al fin y al cabo este es mi sitio. Y si no te gusta… Es como todo
-JOSEVI SÁNCHEZ-
pero al fin y al cabo este es mi sitio. Y si no te gusta… Es como todo
-JOSEVI SÁNCHEZ-
3 comentarios:
Así me gusta, Josevi. Esta vez has sido bueno y no te has metido con nadie.
Pues diría "esto es como todo" cada vez que cojo un taxi y el conductor es el típico que te empieza a hablar de política y de lo mal que funciona el país, con la COPE de fondo.
También a las personas que te llaman a tu teléfono y te ofrecen productos que no necesitas. "¿Le interesa?". "esto es como todo".
A partir de ahora voy a utilizar mucho esta frase tan recurrente...
"Es como todo" le diría a la vecina pesada que me dice que mis perras no pueden andar sin correa por los campos anexos a mi casa; a la persona que me dice que estoy muy blanca y que tengo que hacer rayos uva porque bla, bla, bla; a el/la que viene a cotillearme con malas artes sobre alguien; al típico quejica que no para de refunfuñar sobre todo lo malo que le pasa en la vida, que qué mala suerte tiene, que "fíjate que se me ha roto una uña". Se me ocurre infinidad de situaciones que se pueden resolver de un plumazo con esta expresión.
Gracias, Xevi, por tu segunda incursión bloguera.
Pues yo siempre había optado por un: bueno, ya esta bien! (y David bien sabe de mi sutileza). Aunque si, por ser un poco más diplomática voy a adaptar esta frase a mis expresiones típica aunque os digo yo que esa frase es 100% efectiva, jeje. Noe
Publicar un comentario