sábado, 27 de marzo de 2010

¡POBRE PLANETA!

Cada vez que las principales potencias mundiales se reunen para intentar llegar a acuerdos y homogeneizar sus políticas medioambientales en pro de la "salud" del planeta, la partida se suele saldar con un rotundo fracaso. Nadie parece dispuesto a dejarse cortar las alas y, siempre, los intereses económicos se imponen a los ecológicos. Así las cosas, sin una verdadera voluntad de diálogo, las decisiones se van postergando y, por contra, el tan mentado cambio climático avanza inexorablemente. Como se suele decir, unos por otros, la casa sin barrer. Y en este caso la casa es la Tierra, que, si nadie pone remedio, será cada vez más inhabitable.
Esta tarde, a las 20:30 hora española, todos los ciudadanos del mundo estamos invitados a unirnos a una iniciativa que cada año promueve WWF. Bajo el lema "apaga la luz, enciende el planeta", la propuesta consiste en que, durante 60 minutos, dejemos de consumir energía eléctrica. Con un simple gesto simbólico, el de desconectar el televisor y el ordenador o utilizar velas durante un rato, nos uniremos a una campaña que pretende concienciar a la población mundial de la necesidad de tomar medidas para frenar las continuas agresiones a la naturaleza; porque todos debemos implicarnos en intentar solucionar el problema del cambio climático.
Según WWF, alrededor de 6.000 ciudades de más de cien países de los cinco continentes se han sumado a esta hora del planeta, comprometiéndose a apagar durante la hora señalada la iluminación de sus principales edificios y monumentos. Además, en lugares como Madrid se han organizado otros actos también dirigidos a difundir la idea de que es necesaria una acción global en este asunto.

Lamentablemente, y sin querer menospreciar las buenas intenciones de los promotores de ésta y otras ideas similares, al final se quedan en eso, en un gesto simbólico y aislado. Esta semana sin in más lejos, podíamos leer en el periódico Levante-emv el siguiente titular: "El ayuntamiento ve incompatible la luz de bajo consumo con el patrimonio". En el cuerpo de la noticia, se explicaba que el consistorio de Valencia consideraba que el lucimiento de los edificios históricos de la ciudad sería complicado con una iluminación normal y de bajo consumo. "Se necesita mucha potencia para iluminar los monumentos", explicaban los responsables locales de urbanismo. Y sin embargo, este municipio, como otros muchos que actúan de manera similar, hoy le darán el citado "respiro" a la Tierra.

¿De verdad es tan difícil armonizar los intereses locales con el respeto al medioambiental? ¿Hace falta que se organicen campañas "políticamente correctas" para movilizarse? ¿Se trata de una implicación sincera de las distintas administraciones o más bien del ansia de "salir en la foto"? Hasta que gobiernos, empresas y ciudadanos no interioricemos que la defensa de la naturaleza no puede ser tomada como una acto puntual, una moda pasajera o un asunto con fines partidistas, nuestros gestos mediatizados no servirán nada más que para llenar minutos en prensa y televisión. Millones de gestos unidos pueden cambiar las cosas, es verdad; pero no si sólo se producen durante sesenta minutos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El planeta se va a la mierda y algunos preocupados en si se ven más o menos iluminados los monumentos públicos. Que desastre!!!
Bien David, por ayudar a concienciar sobre estos temas.

Verónica Rodríguez dijo...

Es necesario alargar esos 60 minutos a 24O horas al día. Hace falta una concienciación social de lo inexorable del avance del cambio climático. Y estoy segura de que se pueden iluminar los monumentos y edificios emblemáticos con iluminación de bajo consumo. Otro asunto es que por razones "oscuras" no convenga.
Muá!

Verónica Rodríguez dijo...

Perdón, 240 horas al día no, 24. Con el viento que hace hoy tenemos energía eólica de sobra!