martes, 12 de octubre de 2010

EL PERSONAJE: MANUEL ALEXANDRE

Cada vez quedan menos cómicos de esos que la pluma de Fernando Fernán Gómez inmortalizó en El viaje a ninguna parte o que Javier Bardem homenajeó con su discurso al recoger el Oscar por No es país para viejos; artistas polifacéticos capaces de representar a los clásicos en pequeños teatros de los pueblos de España y de ponerse delante de una cámara de cine con la misma naturalidad; de hacernos reír y llorar con un cambio de matiz en su voz o en su rostro; personas que amanban su profesión por encima de glamurosas alfombras rojas y salarios millonarios. Porque la vida del cómico nunca fue fácil.
En poco tiempo el cine español ha perdido al mencionado Fernán Gómez, Emma Penella, Agustín González, José Luis López Vázquez, Antonio Ozores, Antonio Gamero... Toda una generación de intérpretes que dignificaron una profesión difícil, mal vista y, en ocasiones, poco gratificante.
Hoy fallecía otro de los grandes de la escena española, secundario de lujo durante toda su vida y protagonista a los 90 años. Manuel Alexandre tenía casi 93 y más de trescientas películas, centenares de funciones teatrales y numerosas series de televisión a sus espaldas. La suya ha sido una larga carrera de fondo, discreta pero distinguida. Y se ha marchado rodeado del cariño y la admiración de sus compañeros y el público.
Nuestro cine no sería lo mismo sin Bienvenido Mr. Marshall, Muerte de un ciclista, El verdugo, Calabuch, Plácido, Calle Mayor, Atraco a las tres, Historias de la televisión, El bosque animado, Amanece que no es poco, El año de las luces, Madregilda, Todos a la cárcel, Elsa y Fred, ¿Y tú quién eres?... En todas ellas participó Alexandre, con su rostro bondadoso y su carismática voz temblorosa. Toda una generación lo recordará como el señor Matías que acompañaba al grupo Parchís en sus aventuras cinematográficas. Los más jóvenes lo conocerán por meterse recientemente en la piel de Francisco Franco en una tv-movie. Mis primeros recuerdos de él lo sitúan con otros bandidos de poca monta en Los ladrones van a la oficina, junto a Fernán Gómez, López Vázquez, Agustín González, Antonio Resines... ¡Menuda tropa!
Igual que en hizo numerosas veces en pantalla, nos emocionó cuando recogió su Premio Goya Honorífico en 2003. Era el reconocimiento a un artista incansable, inconmensurable, inolvidable... Probablemente era el propietario de la mirada más tierna del cine español; ese cine al que le costará encontrar a un "abuelo" más adorable, a un sinvergüenza más entrañable, a un secundario tan principal, tan brillante.
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José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno: "Desde la pantalla o desde el escenario, (Alexandre) nos llegaba al centro mismo de nuestro corazón. Guardaremos en él, como un tesoro, la ironía y la dulzura de su inigualable sonrisa".

José Sacristán, actor: "No se puede definir ese pedazo de ser humano. Tenerle al lado ha sido un gran privilegio; no he conocido a nadie más transparente, sencillo… y esa vitalidad, ese sentido del humor. Ha sido una gran pérdida".


 
Juan Diego, actor: "Manolo no tenía una escuela, él era la escuela. Y es importante saber que la escuela era la humanidad absoluta. Era ese secundario esencial, aquel que tenía que estar entre nuestros grandes secundarios y una figura que yo admiro mucho. Nos quedamos muy huérfanos. Es como si las bombillas más luminosas del café Gijón se fueran apagando. Era gozoso llegar a la mesa de Manolito y quedamos pocos supervivientes".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que grande era,la ultima peli que vi de el,fue Y TU QUIEN ERES,y por su tema me pase todo el tiempo llorando,te metia dentro de la trama era extraordinario,un beset m,.j.