jueves, 15 de febrero de 2018

20 ACTORES QUE (CASI SEGURO) GANARÁN EL OSCAR (I)

Cary Grant, Richard Burton, Peter O’Toole, Montgomery Clift, James Dean… Son muchos los actores legendarios que murieron sin recibir el Oscar, un premio deseado por todos, pero al alcance de muy pocos privilegiados. En concreto, hasta el momento sólo 146 intérpretes masculinos han tenido el honor de ver su nombre escrito en la estatuilla. ¿Quiénes serán los siguientes en formar parte de este selecto club? Me he atrevido a elaborar una lista de veinte hombres que, en mi opinión, reúnen todas las cualidades del perfecto ganador (polivalentes, respetados, solventes, experimentados...). Aunque eso no es garantía de nada; hay tantos factores en juego: elegir el papel adecuado, evitar polémicas, una buena campaña de marketing, los contrincantes a batir... Comprobar si acierto o no en mi predicción será cuestión de tiempo. Sean pacientes, porque cada año únicamente hay dos vencedores... Aquí les dejo mis diez primeros elegidos.

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RYAN GOSLING Star cool con paso firme

Después de su exitosa El diario de Noa (2004), podría haberse acomodado en el papel de galán de comedia romántica. Pero al canadiense le gusta arriesgar y se atreve con todo: dramas, musicales, “reboots”... Y la Academia eso lo valora. De momento, acumula dos nominaciones: la primera, cuando era casi un desconocido, por su maestro adicto a las drogas de Half Nelson (2006); y, la segunda, por bailar, cantar y tocar el piano como Sebastian, el protagonista de La La Land (2016). Además, se quedó a las puertas injustamente por sus roles en Blue Valentine (2010) y su icónico personaje de Drive (2011). Sus credenciales: talento, ambición y saber dosificarse. Porque Gosling recuerda a aquellos galanes del Hollywood dorado que combinaban a la perfección glamour y carisma, “normalidad” y prestigio, su momento llegará y, probablemente, consiga más de una estatuilla. Quizá la gane, en 2019, por meterse en la piel de Neil Armstrong en First man, el biopic que prepara su amigo Damien Chazelle sobre el primer astronauta que pisó la Luna. Confiemos en que, en ese hipotético caso, por el bien de Gosling, los encargados de abrir el sobre no sean Warren Beatty y Faye Dunaway.


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TOM HARDY Furia y descontrol

A sus 40 años, el londinense es uno de los intérpretes más arriesgados de su generación. Actor fetiche de Ridley Scott y Christopher Nolan, ha sido nominado al Oscar en una ocasión, como secundario, por El renacido (2015), donde encarnaba al villano John Fitzgerald; se lo arrebató Mark Rylance, por El puente de los espías (2015). No obstante, la Academia también debería haberle tenido en cuenta por Locke (2013), Legend (2015), en la que se metía en la piel de unos gemelos mafiosos, y Mad Max: Furia en la carretera (2015). Está destinado a acumular personajes violentos y extremos, de esos que huelen a premio. Los ganará… si su carácter no lo impide. Tiene fama de conflictivo e impredecible, se ha peleado con directores y compañeros de rodaje (famosos fueron sus desencuentros con González Iñarritu y Charlize Theron), ha confesado haber sido adicto al crack y presume de no tener amigos. Por si fuera poco, fue alumno de Sir Anthony Hopkins, tiene un Bafta y la propia Jane Fonda le llegó a comparar con Marlon Brando. Como el mítico protagonista de El padrino (1972), Hardy es arriesgado, intuitivo, incontrolable, morboso… ¿Igualará también sus dos estatuillas?


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JOHNNY DEPP Futura McConaissance

Si hay algo que le guste más a Hollywood que una estrella caída es una estrella resurgida de sus cenizas. El último ejemplo de ello es Matthew McConaughey, ganador del Oscar por su vaquero enfermo de Sida de Dallas buyers club (2013), tras años de encasillamiento en comedias románticas de segunda. Depp es un buen candidato a seguir su estela. Porque, no nos engañemos, desde 2010 la carrera del actor va cuesta abajo y sin frenos. Los motivos: papeles erróneos y repetitivos (como en El llanero solitario o Into the woods), varios fracasos encadenados en taquilla y una escandalosa vida personal (divorcios, acusaciones de malos tratos, adicciones...). Nominado en tres ocasiones a la estatuilla por Piratas del Caribe: la maldición de la perla negra (2003), Descubriendo Nunca jamás (2004) y Sweeney Todd (2007), quizá tenga que volver a echar mano de su amigo y cómplice Tim Burton para obtenerla y demostrar que sigue siendo ese intérprete valiente, original e intuitivo que brilló durante dos décadas.


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MARK RUFFALO Un tipo corriente

Aunque debutó como actor en 1992, Ruffalo puede presumir de que ésta es su década, con tres nominaciones al Oscar a mejor actor de reparto en seis años, por Los chicos están bien (2010), Foxcatcher (2014) y Spotlight (2015). Ha trabajado a las órdenes de algunos de los realizadores más estimulantes y arriesgados de las últimas décadas: Michel Grondy, David Fincher, Jane Campion, Isabel Coixet, Martin Scorsese, Bennett Miller, John Carney, Kenneth Lonergan, Spike Jonze, Ang Lee, Fernando Meirelles, Michael Mann… Y, además de interpretar, también produce y ha dirigido una película, Sympathy for delicious (2010). Quizá es su aire de antiestrella y su capacidad para combinar películas indies y superproducciones lo que gusta de él. "Ser Hulk me permite filmar lo que quiero", ha manifestado en alguna ocasión. Tiene el cariño del público, el respeto de la industria y la fama justa para mantener la cordura. Si sigue por el camino que lleva, conseguirá la estatuilla. Aunque, en su caso, es probable que todavía deba esperar algunos años…


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JAKE GYLLENHAAL El nuevo Leo

Cuando Leonardo DiCaprio consiguió, por fin, el Oscar por El renacido (2015), los fans de estos premios nos quedamos un poco vacíos: tras años de “lucha”, debían buscar a otro actor injustamente tratado por la Academia para convertirlo en su nuevo mártir, en el ídolo al que ensalzar hasta verle recoger la estatuilla. Candidatos, muchos: Brad Pitt, Bradley Cooper, Ralph Fiennes, Ewan McGregor, Joaquin Phoenix... Pero yo me decanto por Jake. Aunque parezca difícil de creer, Gyllenhaal sólo ha sido candidato al premio en una ocasión y como secundario, por dar vida a Jack Twist, un vaquero homosexual enamorado de su compañero Ennis del Mar (Heath Ledger), en Brokeback mountain (2005). Y no será porque no se lo haya merecido en varias ocasiones: Jarhead (2005), El amor y otras drogas (2010), Nightcrawler (2014), Animales nocturnos (2016)... Sin ir más lejos, este año le han vuelto a ignorar por Stronger (2017), donde interpreta a Jeff Bauman, un hombre que perdió las piernas en el atentado de la Maratón de Boston en 2013. Se deja la piel en cada papel, pero quizá la industria, conocedora de su potencial, le exige todavía más. Un motivo suficiente para convertirlo en nuestro nuevo Leo. Como él, probablemente, terminará ganando con una ovación general.


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EDWARD NORTON Talento y vanidad

El norteamericano debutó en el cine por la puerta grande. Por su primer papel, en Las dos caras de la verdad (1996), fue nominado como mejor actor de reparto, con sólo 27 años, por dar vida a un hombre acusado de asesinar a un arzobispo. Pese a ganar el Globo de Oro, el Oscar se lo arrebató Cuba Gooding Jr. Sólo dos años después, repitió candidatura, esta vez como protagonista, por su dirigente de un grupo neonazi de American history X (1998). En esta ocasión el premio fue a parar a manos del italiano Roberto Benigni. Y, a partir de ese momento,  su carácter vanidoso y conflictivo boicoteó la carrera del que algunos bautizaron como el "nuevo Robert de Niro" o “el intérprete más prometedor de su generación”. Tuvieron que pasar 16 años hasta que la Academia lo volvió a tener en cuenta, como secundario, por encarnar precisamente a un ególatra e insufrible actor en Birdman (2014). Teniendo en cuenta la larga lista de enemigos que se ha ganado a pulso en la industria, cuesta imaginarse a Norton levantando un Oscar. Sin embargo, su talento se debería imponer a tanta animadversión... con permiso de su ego.


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IDRIS ELBA So good

Saltó a la popularidad como un traficante de drogas en la mítica serie The wire y, desde entonces, su carrera cinematográfica no ha hecho más que crecer. Su nombre en esta lista es el más arriesgado, ya que, injustamente, nunca ha sido nominado al Oscar. De hecho, su no inclusión entre los finalistas a mejor actuación de reparto como sanguinario comandante de una guerrilla en un país africano en Bestias sin patria (2015), fue el principal detonante de las protestas de distintos sectores de la industria por la falta de diversidad racial en la gala de 2016, y que tuvo su reflejo en las redes con el famoso hasthag #OscarsSoWhite. El británico, de 45 años, se mueve cómodo entre la televisión y el cine, ha encarnado a Mandela, ha sonado como candidato a interpretar a James Bond y puede presumir de ser diseñador, DJ, director... Y, además, rivaliza con Ryan Gosling y Michael Fassbender como estandarte de lo cool. Elba no necesita la estatuilla para trabajar y que se hable de él, pero… ¿a quién le amarga un dulce? De momento, este año se ha vuelto a quedar con las ganas como secundario por el drama Molly’s game (2017), el debut tras la cámara de Aaron Sorkin.


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ED HARRIS El hombre tranquilo

A sus 66 años, es el más veterano de la lista. Ha sido nominado sin éxito en cuatro ocasiones (tres como secundario y otra como protagonista). La primera llegó por interpretar a un personaje real, Gene Kranz, director de vuelo de la Nasa en Apolo 13 (1995). El premio fue a parar a manos del ahora denostado Kevin Spacey, por Sospechosos habituales (1995). La segunda candidatura se la debe a su maquiavélico realizador de El show de Truman (1998); ganó James Cobburn, por Aflicción (1997). En el año 2000, Russell Crowe, por Gladiator, se impuso como mejor actor a Harris, quien en Pollock se metió en la piel del pintor estadounidense maestro del expresionismo abstracto; esta película supuso, además, su salto a la dirección. Su última nominación se la debe a su escritor enfermo de sida de Las horas (2002). El vencedor fue Chris Cooper, por El ladrón de orquídeas (2002). Acumula dos Globos de Oro y es uno de los actores más respetados y activos de la actualidad. Por eso, estoy convencido de que acabará levantando el Oscar. Como decía su Gene Kranz, “el fracaso no es una opción”.


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MICHAEL FASSBENDER El caballero irlandés

El germano-irlandés combina con habilidad su participación en películas independientes con "blockbusters" que le obligan a sacar pecho y enseñar músculo, sin perder un ápice de credibilidad, elegancia y atractivo. Su relación con el "hombrecillo dorado" es agridulce. Tiene una espinita clavada: ser ninguneado por su adicto al sexo de Shame (2011). "Al principio, la gente me decía que iba a ir a los Oscar y a mí me daba igual. Pero te lo repiten tanto que al final hace que te lo creas y lo des por sentado. Pensé que estaría allí. Y luego descubrí que no y me sentó mal, muy mal", explicó en una entrevista. Posteriormente, estuvo nominado como secundario por su esclavista sin escrúpulos de 12 años de esclavitud (2013). El premio fue a parar a Jared Leto, por interpretar a un transexual en Dallas buyers club (2013). Dos años después, logró la candidatura como protagonista por el biopic Steve Jobs (2015). En esta ocasión, le birló la estatuilla Leonardo DiCaprio, con quien la Academia tenía una deuda histórica. Puede que a la tercera vaya la vencida. Mientras, se tendrá que conformar con mirar de reojo el Oscar de su mujer, la actriz sueca Alicia Vikander, premiada por La chica danesa (2015).


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MICHAEL SHANNON Secundario con pedigrí

A pesar de ser el más desconocido de la lista para el gran público, Shannon es considerado  uno de los actores norteamericanos más prestigiosos de la actualidad y ya acumula dos nominaciones al Oscar como secundario, por Revolutionary road (2008) y Animales nocturnos (2016). El primero se lo arrebató, a título póstumo, Heath Ledger por su siniestro Jóker de El caballero oscuro (2008). El segundo fue a parar a manos de Mahershala Ali, por encarnar a un narcotraficante con corazón en Moonlight (2016). Y, en 2018, podría haber sido candidato en la misma categoría por su duelo interpretativo con Benedict Cumberbatch en The current war (2017), dirigida por Alfonso Gómez-Rejón, que recrea la rivalidad entre Thomas Edison y George Westinghouse por hacerse con el dominio de la industria de la energía en sus inicios. Pero no fue posible. Especialista en personajes atormentados, misteriosos y excéntricos, probablemente no tardemos en verle levantar “el hombrecillo dorado”. 


Continuará...

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