viernes, 19 de octubre de 2012

ESTO ES COMO TODO (XII): EL BUENO, EL LISTO Y EL MALO. EL MITO DEL TIMO

Seguro que muchos de vosotros conocéis la historia que salió a la luz hace unos días del conductor que fue multado por llevar un maniquí de copiloto para, así, poder utilizar un carril VAO (una vía por la que sólo pueden circular vehículos ocupados al menos por dos personas). El caso es que, además de sacarme una sonrisa, esta noticia y la “pillada” a su protagonista, me llevó a reflexionar sobre la condición humana y su comportamiento.
Decía hace unos siglos un tal Jean-Jaques Rousseau que “el hombre es bueno e inocente por naturaleza, lo que le corrompe es la sociedad”; algo que chocaba frontalmente con la teoría de un fulano llamado Hobbes, aceptada por la sociedad de la época, que mantenía que “el hombre es un lobo para el hombre”; es decir, que si tenemos que hacer daño al prójimo para defender lo nuestro, lo haremos.

No seré yo quien se ponga a rebatir las tesis de estos dos grandes pensadores, pero en este filosófico debate entre el hombre-bueno y el hombre-malo, yo añadiría una nueva figura, la del hombre-listo: una categoría intermedia de persona que aprovecha su inteligencia, ingenio o pillería en beneficio propio. 
Unas veces, con las acciones de este hombre-listo nadie sale malparado, pero en la mayoría de los casos siempre hay un perjudicado, también conocido como hombre-tonto (ya tenemos una cuarta categoría), que es del que se aprovecha nuestro protagonista de hoy. Y para ello utiliza un arma que ha ido evolucionando con el paso del tiempo: el timo. Así que vamos a repasar algunos de los engaños utilizados por el hombre-listo con esta selección de timos de ayer, de hoy y de siempre.
 
Trileros fulleros
Para empezar, un clásico: el timo del trilero ¿Quién no ha visto alguna vez en una calle concurrida un grupo de gente de pie en torno a una mesa en la que un hombre está moviendo tres cartitas o tres cubiletes de lado a lado mientras sus ganchos y los incautos hacen sus apuestas? Por si hay algún despistado, aquí tenéis un enlace de cómo funciona este timo: http://dai.ly/WFWN8y
Nuestro hombre-listo o trilero, como la banca, siempre gana. Y, con la ayuda de sus ganchos, se lleva el dinerito de los incautos que se creen más listos que él. Por increíble que parezca, esta actividad, perseguida en nuestras calles, consiguió dar el salto a la televisión, donde los trileros actuaban impunemente. 
 
 
Un timo televisado llamado Call TV
Aunque su efecto se ha diluido, hace un par de años nuestras cadenas de televisión se convirtieron en cómplices de programas-timo (conocidos como Call TV), en los que los espectadores tenían que llamar para dar la respuesta a una pregunta complicadísima del tipo “oro parece, plata no es…” o "¿de qué color es el caballo blanco de Santiago?”. Alguien podría pensar que los tontos eran los del programa, que iban a dar dinero tan fácilmente; pero no, la cosa tenía truco. El número al que tenías que llamar era un 806 de los que te cobran un dineral por minuto y, además, te tenían un buen rato colgado en espera con la excusa de que ibas a entrar en directo y, mientras tanto, el contador de tu saldo telefónico crecía y crecía sin parar.
Finalmente, debido a la presión de las asociaciones de consumidores y a casos llamativos en los que el timo se pudo ver en vivo y en directo (http://bit.ly/RSlVDi ; http://bit.ly/Rii6s7), la mayoría de estos Call TV fueron retirados de la parrilla. Aunque también nos dejaron algunos momentos míticos de la televisión que la gente de APM recopiló en el siguiente vídeo: http://bit.ly/eXUm8D 
 
¿Teletienda o teletimo?
Yo no sé lo que tendrá la pequeña pantalla, que a los hombres-listo les inspira tanto para maquinar sus timos y a los hombres-tonto los hace aún más tontos. Sólo de esta manera se explica que aún exista la Teletienda y que se sigan vendiendo productos tan extraños o difícilmente creíbles como la batamanta, la pulsera antirronquidos, el lápiz repara-arañazos del coche, que incluso dio lugar a este cutre-video-denuncia de la asociación de consumidores (http://bit.ly/QDziIz) o el archiconocido alargador de penes, Jes Extender: http://bit.ly/TQi2yv
 
 
¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir timo?
Precisamente el sexo se ha convertido también en un arma con la que los hombres-listo tratan de timar al prójimo y más aún desde la llegada de la tecnología y el correo electrónico. ¡Qué fácil les resulta hoy en día hacerse pasar por un(a) joven exuberante de un país lejano que quiere conocer en persona a ese pobre hombre/mujer-tont@ que ha conocido en el chat de ligues! Pero es una pena que no tenga suficiente dinero para pagarse el viaje a España y mantener ese deseado vis a vis. Y cuando el incauto españolito ofrece su dinero como prueba de amor y se lo envía a su amante virtual para que venga a nuestro país a desvirtualizar su amor…¡Adiós al ligue y adiós al dinero!
 
El timo del porno
Mucha gente engañada no denuncia por vergüenza y por el temor al qué dirán. Por lo tanto, el miedo es algo que también juega a favor de los timadores. Hace poco vi esta noticia en la que se explica un timo de última generación (http://bit.ly/AuXceg). Un virus informático te bloquea el ordenador y sólo te deja ver un mensaje, en el que aparece el logotipo de la Policía Nacional y el Ministerio del Interior, diciendo que te has bajado material pornográfico y zoofílico y que si no quieres ser denunciado debes pagar 100 euros en un número de cuenta y el caso se olvida. Y aunque tú nunca te hayas descargado este tipo de documentos de índole sexual (noooo, que vaaaa…), por si acaso, pagas. Y ya te han timado.
¡Pero en qué cabeza cabe que tú cometas un delito y pagando un poco de dinero la cosa no vaya a mayores…! Ah, qué le pregunte a cualquiera de nuestros políticos imputados por corrupción…Vale ahí me has timado, digo pillado.
 
Capítulo aparte merecen los timos legales cometidos en los últimos años por nuestros bancos en forma de “comisiones”, “acciones preferentes” y las crueles “hipotecas inversas” con las que se han aprovechado de muchos abuelitos (y no tan abuelitos…), con la complicidad de la autoridad y la justicia. 
Así que cuidado con los timos que en los tiempos que corren, nadie regala nada y el ingenio y la pillería están a la orden del día. Unos dirán que no es para tanto; otros, que tan culpable es el timador como el timado que quiere sacar duros a cuatro pesetas; y yo lo único que digo es que esto es como todo…

JOSEVI SÁNCHEZ
- Periodista -

2 comentarios:

Verónica Rodríguez dijo...

A la hora de conseguir dinero fácil hay de los que si no corren, vuelan. La historia del maniquí y el carril VAO es de picaresca typical spanish total. Lo bueno es que muchas veces se acaba pillando al hombre-listo que, al final, resulta que es de carne y hueso como todos.
Un abrazo

Josevi dijo...

Gracias Vero!